BIENVENIDOS A LA SALA DE LOS DRAGONES

viernes, 27 de septiembre de 2013

RUPERTO DETECTIVE (CAP. 1)

RUPERTO DE TERROR 
La noche estaba oscura. Oscurísima. El cielo negro no dejaba ver las estrellas ni la luna y el viento soplaba desde el mar sacudiendo los árboles.
Pero no era eso lo que preocupaba a los bichos del arroyo. Ellos habían visto un montón de noches así. Noches en las que era mejor quedarse
en la cueva para hacer tortas fritas y jugar a las cartas. No, los sapos no estaban preocupados por la tormenta sino por otra cosa.
Estaban asustados por aquel sonido extraño que venía desde la casa abandonada. Escuchaban con muchísima atención y, cuando en medio
del ruido del viento aparecía otra vez el sonido, volvían a esconderse tapándose los oídos y los ojos.
Todos hacían lo mismo. Menos Ruperto que desde que se había convertido en detective, estaba sentado en la cueva esperando algún cliente.
Con su impermeable largo y el sombrero que le tapaba los ojos, dormía tranquilamente con sus patas estiradas encima de la caja de cigarrillos que usaba de escritorio.
Dos sapos amigos suyos, un poquito más valientes que los otros, habían decidido salir para ver qué era aquel sonido que los aterrorizaba.
Los dos, muy juntos y temblando dieron un par de saltos y se pararon para escuchar.
Nada. Silencio. Podían escuchar el viento pero del sonido extraño, nada de nada.
-Se fue- dijo uno de los sapos, contento de poder volver a dormir.
-Sí, mejor vamos-aceptó el otro sapo que no tenía ganas de hacerse el valiente en una noche tan fea.
Pero de pronto, así, de sorpresa, de golpe, ¡paf! se quedaron congelados del susto.
_¡Mmmm! ¡Mmmm! ¡MMMMMM!
-¿Lo escuchaste?
-Sí, sí, es horrible, debe ser un fantasma…
-¡No digas bobadas! Los fantasmas hacen uuuuu, uuuu, y cosas así, nunca escuché un fantasma que haga mmmmm.
-A lo mejor es una vieja gorda que ronca, capaz que se quedó a dormir en la casa.
-¡Bobadas! Todo el mundo sabe que la casa está abandonada desde hace mucho tiempo.
El otro sapo se quedó pensando y pensando. ¿Qué sería aquello? Sonaba tan fuerte, tan extraño.
_Es el fantasma de una vieja gorda que ronca- dijo.
Pero el otro no se quedó para contestarle: de la casa abandonada salió otra vez el ruido, mmmm, mmmm,
y además, a través de las ventanas rotas salieron volando unos bichos grandes y oscuros.
Los dos sapos, saltando entre los yuyos y tropezando con todo, llegaron pronto hasta la cueva de Ruperto.
Ruperto Sapo Sapo, el más famoso detective del arroyo Solís Chico, el único sapo detective del arroyo Solís Chico, dormía
 y soñaba con que estaba a punto de atrapar la mosca más gorda del mundo.
-¡Ruperto!- gritaron los dos sapos entrando como locos a la cueva-oficina. Ruperto se cayó de la silla por la sorpresa y eso lo ayudó a despertarse.
-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?- preguntó el famoso detective tirado patas para arriba.

-¡Hay monstruos en la casa abandonada!- contestaron los dos sapos al mismo tiempo.

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